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El uso del gas licuado en fábricas, comercios, medios de transporte y redes urbanas, así como su potencial en el sector residencial, tiene un papel importante en la transición energética y el desarrollo de Colombia.  

Alrededor de doce millones de personas en Colombia utilizan gas licuado, según cifras de la Asociación Colombiana del GLP (Gasnova): 3,4 millones de hogares en más de mil municipios de todo el país. Sin embargo, todavía seis millones de colombianos utilizan leña para cocinar. Estas cifras demuestran que el GLP tiene el potencial de expandirse en el sector residencial y de aprovechar oportunidades en comercios y fábricas.

“En Colombia el consumo de gas licuado alcanza los 700 millones de kilos al año, 70% en el sector residencial. El 30% restante corresponde a los sectores industrial y comercial”, sostuvo Alejandro Martínez Villegas, presidente de Gasnova, quien conversó sobre la situación del mercado nacional de gas licuado y su papel en la transición energética y el desarrollo productivo y social de Colombia.

La demanda de gas licuado ha crecido gracias a los nuevos desarrollos que permiten usar y distribuir este combustible. Por su portabilidad, poder calorífico, eficiencia y combustión más limpia, el gas licuado se emplea en hoteles, restaurantes,  hospitales, procesos agropecuarios e industriales como vaporización, secado, soldadura, en ventas callejeras, entre otros usos. Además, se empieza a usar para generar electricidad y en el transporte terrestre y marítimo, con el AutoGLP y NautiGLP, respectivamente.

En cuanto a las nuevas modalidades de distribución, Martínez Villegas explica: “Con redes conectadas a un tanque de almacenamiento suficientemente grande se puede surtir todo un casco urbano, sin necesidad de instalar un gasoducto municipal o de manejar cilindros individuales. El servicio de GLP se podría disfrutar directamente en cada hogar con solo abrir la llave de la estufa”.  

Un energético de impacto social

El presidente de Gasnova, Alejandro Martínez Villegas, explicó el impacto social del gas licuado GLP en Colombia. Para el directivo, se trata de uno de los combustibles más limpios que pueden contrarrestar la pobreza energética: “Unos 800.000 colombianos se enferman anualmente por exponerse a estufas de leña, lo que implica un costo de más de 160.000 millones de pesos al año para su tratamiento. En este sentido, el gas licuado es la opción más inmediata y amigable con el medioambiente para sustituir el consumo de leña”, acota.

Además de ser uno de los energéticos más limpios, el gas licuado tiene como ventaja su versatilidad de usos y su accesibilidad en regiones tanto urbanas como rurales. Adicionalmente, a diferencia de la electricidad y el gas natural, que requieren redes de alta tensión o gasoductos, el gas licuado no necesita grandes inversiones en infraestructura. De hecho, para 2026 la primera meta del Plan Nacional de Sustitución de Leña será reemplazar el 76,5% de las estufas de leña por unas de gas licuado.

“En el análisis técnico de ese plan se calcula que las familias colombianas destinan unas catorce horas al mes a recolectar leña para cocinar alimentos, que si las dedicaran a una actividad productiva podrían generar unos 70.000 pesos mensuales. Y cuando se consideran los seis millones de personas que usan leña, se estima un costo de oportunidad de 600.000 millones anuales de pesos para todos los hogares que hagan esa sustitución”, destaca Martínez Villegas.  

Más allá de la transición energética

El presidente de la Asociación Colombiana del GLP sostiene que el gas licuado es mucho más que un combustible para la transición energética, como lo considera el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026. Para Martínez Villegas se trata de un aliado en el sector productivo con impacto social y ambiental. “Es una alternativa que permite dar una respuesta rápida a la pobreza energética y a la sustitución de combustibles contaminantes, de manera inteligente, gradual y realizable”, enfatiza el directivo. 

Por ello exhorta al sector público a tomar medidas que contribuyan a masificar su uso. Entre ellas se encuentran otorgar subsidios al consumo del gas licuado en cilindros para estratos 1 y 2, tal como lo ofrecen otros servicios públicos como el gas natural y la energía eléctrica.

También, destaca la importancia de darle mayor estabilidad a los precios del propano y desvincularlos de los precios internacionales. “No tiene mucha justificación que el precio del GLP en Colombia se incremente porque haya mayor demanda en China o por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Pensamos que no debe estar atado a la volatilidad del mercado global”, explica Martínez Villegas.

Otras de las medidas que sugiere el directivo de Gasnova para expandir el uso del propano son priorizar el mercado interno, de manera que se reduzca la necesidad de importar GLP, y hacer que Ecopetrol se maneje con ventas a largo plazo mediante contratos de más de seis meses.

Conclusión

Si bien en Colombia el gas licuado ya se ha incorporado en varios sectores residenciales e industriales, al punto de consumir 700 millones de kilos al año, todavía es necesario impulsar su uso en áreas rurales y estratos donde se mantiene la cocción a leña. El papel que se le ha otorgado al gas licuado en proyectos y disposiciones legales para la transición energética es un primer paso, aunque parece insuficiente para aprovechar todas las oportunidades que ofrece. 

Para el presidente de la Asociación Colombiana del GLP es necesario reconocer el gran potencial del propano para mejorar la calidad de vida de los colombianos, pues se trata de un energético más limpio que puede contrarrestar la pobreza energética. De allí la importancia de que el sector público diseñe medidas que permitan ampliar su utilización tanto en los sectores más necesitados de la población como en proyectos de mayor alcance, como, por ejemplo, el transporte municipal.  

Puntos importantes

  • En Colombia el uso de gas licuado se ha expandido en los sectores industrial, comercial y, especialmente, residencial, en más de tres millones de hogares.
  • La demanda de gas licuado en el país ha crecido gracias a los proyectos que impulsan la transición energética, por sus nuevos usos en la industria, el comercio, el transporte y por otras modalidades de distribución, como las redes urbanas.
  • Todavía seis millones de colombianos usan leña para cocinar, de los que unos 800.000 se enferman anualmente al exponerse al humo contaminante.  
  • La masificación del gas licuado es la respuesta más inmediata ante el cambio climático y la pobreza energética que se registra en Colombia, pero se requiere una serie de medidas que promuevan y faciliten su uso.

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