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Colombia cuenta con una de las matrices energéticas más limpias del mundo, lleva adelante varios proyectos que contribuyen a su transición energética como sistemas híbridos con GLP, producción fotovoltaica, hidrógeno verde, entre otros. 

Para 2050, Colombia prevé alcanzar la meta de carbono neutralidad, compromiso asumido por 71 países en el Acuerdo de París, lo que supone una de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) más ambiciosas de América Latina y el Caribe. El gas licuado se presenta como un aliado en el proceso de transición del país, que cuenta con una matriz energética con alto consumo de recurso hídrico, y que proyecta expandir su capacidad instalada de otras fuentes renovables.

En entrevista con Víctor Melgarejo Arias, Country Manager de G+Energy y Gerente de Desarrollo de Nuevos Negocios de Unigas, conversamos sobre: los avances que posicionan la matriz energética de Colombia entre las 10 más limpias del mundo, los proyectos en el sector público y privado, y el papel del gas licuado dentro de este proceso de transición.

P/: ¿Cómo describiría la matriz energética actual en Colombia? ¿Por qué es considerada la novena más limpia en el mundo?

Víctor Melgarejo Arias: Hay algunos que consideran que somos la novena y otros la sexta más limpia del mundo, todo depende de cómo se mida y si se incluyen o no los vehículos automotores. 

Colombia tiene una de las matrices más limpias porque alrededor del 68% de la energía se está generando con hidroeléctricas, 2% con fuentes no convencionales de energía renovables y 30% con hidrocarburos, que son las termoeléctricas, que forman parte de la estabilidad del sistema. 

Adicionalmente, cuando ya analizamos el sector de vehículos automotores, vemos que se usan energéticos de última generación, es decir, menos contaminantes comparados con  la gasolina y el diésel.

Esto hace que Colombia, en general, tenga una matriz limpia. Sin embargo, tenemos que seguir transformándola, para que cada vez sea más sostenible, independientemente de las condiciones climáticas, complementando la matriz con fuentes no convencionales de energía renovable.

Por ejemplo, cuando vienen fenómenos atmosféricos como La Niña, los niveles de lluvia se incrementan y no tenemos problemas con la generación hidroeléctrica. Pero cuando tenemos El Niño, más o menos cada cinco años, se registran unos niveles de sequía altos y el parque termoeléctrico empieza a suplir a las hidroeléctricas, por lo que la generación no es tan limpia como normalmente lo es. 

P/:  Si se compara a Colombia con otros países en Latinoamérica, ¿qué tanto ha avanzado en el proceso de transición energética?

VMA:  Colombia ha iniciado de una manera contundente, gracias a todo el empuje que le dio la ley 1715 del 2014, sobre la fuentes no convencionales de energía renovable. Hoy en día tenemos más de 100 megavatios instalados de capacidad en plantas fotovoltaicas y eólicas; esto sin contar esos grandes proyectos que están interconectados a todo el sistema nacional, y también tenemos iniciativas desde las  PYMES, con sistemas de generación de energía para su autoconsumo.

En una de las empresas del grupo de Unigas, G+ Energy, tenemos ya cerca de 8 megavatios instalados y en construcción, para ese tipo de pequeñas, medianas y grandes empresas,con los que buscamos generar energía de una manera más limpia. Nuestra meta es llegar a cerca de los 15 megas, en los próximos dos años. También tenemos un sistema híbrido en una de nuestras plantas, con gas licuado y  paneles solares, con el que incluso inyectamos energía a la red .

Colombia ha sido un país que se ha dedicado a implementar este tipo de tecnologías, también en cuanto a vehículos eléctricos. El país, a pesar de no tener un alto índice de motorización, es el primer consumidor en América Latina  de vehículos eléctricos, con 1.5% de los nuevos automóviles matriculados en el primer semestre del año pasado.  

Por otra parte, el gas licuado (GLP) en los últimos 10 años ha crecido cerca de un 24% en su consumo, sustituyendo energéticos más contaminantes, como la leña y el carbón. Entonces, podemos ver que Colombia se encuentra comprometida con toda la transición energética. 

P/: A pesar de todos estos avances, ¿cuáles son los principales retos que enfrenta el país para poder cumplir con la meta de carbono neutralidad?

VMA:  Colombia tiene un bajo peso en la producción de emisiones contaminantes a nivel mundial, cerca del 0.28%, es decir, ni siquiera llegamos al 1% de la producción global de contaminantes. Sin embargo, tenemos grandes retos para cumplir las metas que nos hemos establecido, como generar una transformación y un acceso a tecnologías más limpias a todos los consumidores, ya sean empresas, familias, individuos. 

Por lo tanto, tenemos que dejar de usar la leña y el carbón para la cocción de alimentos, y pasar a energéticos de transición como el gas licuado. También para las industrias que utilizan combustibles fósiles, o que son muy demandantes del carbón en sus calderas para la generación de vapor, tenemos que facilitar esa  accesibilidad a la tecnología. Además en las zonas no interconectadas, el reto es dejar de generar energía con diésel e implementar con gas licuado (GLP), que es un combustible de transición.

Todo este proceso está basado en un marco legal muy amable, para que los individuos puedan generar o continuar ese cambio a energías menos contaminantes. 

P/:  ¿Por qué las empresas deberían migrar al uso del gas licuado? ¿Cuál sería el impacto, por ejemplo, en su costo-beneficio?

VMA:  Aunque en principio puede parecer más costoso que la leña o el carbón, en realidad el gas licuado (GLP) es un amigo del proceso productivo de las compañías. Porque cuando sumamos los impuestos para emisiones contaminantes, la huella ambiental que tienen esos combustibles y el impacto reputacional en las compañías, que buscan estar comprometidas con esta transición y reducir sus emisiones, nos damos cuenta que es un costo que va más allá de lo monetario.

Por ello, en Unigas no queremos ser solo un proveedor de gas licuado, sino ser un socio que entienda al cliente y toda su estructura de costo, para ver cómo apalancar su operación con el gas licuado. Nosotros buscamos convertirnos en el aliado energético de nuestros clientes, ofreciéndoles soluciones integrales que faciliten sus procesos de una manera más amigable al medio ambiente.

P/:  ¿De qué manera el gas licuado está contribuyendo a la adopción de energías más limpias? ¿Por qué tiene un rol importante en el proceso de transición energética?

VMA: Desde el punto de vista del alcance y el acceso a los mercados, el gas licuado (GLP) se ha usado en Colombia desde hace más de 60 años, por lo que tenemos unos canales de distribución muy bien desarrollados.

Adicionalmente, cuando comparamos el impacto ambiental del gas licuado con otros combustibles, por ejemplo el diésel en zonas no interconectadas, el carbón o la leña que supone además destrucción de bosques, vemos cómo el gas licuado contribuye con esta transición a fuentes no convencionales de energías renovables.

 P/:  ¿Qué otros proyectos se están desarrollando, en el ámbito público o privado, que están contribuyendo a que la matriz energética de Colombia sea cada vez más limpia? 

VMA: Desde la promulgación de la Ley 1715 del 2014, en donde se reglamentan los usos y beneficios de las fuentes no convencionales, se comenzaron a desarrollar diversos proyectos, especialmente, grandes plantas solares conectadas al Sistema de Interconexión Nacional (SIN). A nivel nacional, se encuentran iniciativas importantes de generación fotovoltaica, además ya se comenzó a incursionar en otros combustibles como el hidrógeno verde, que aunque se ha manejado desde hace un tiempo, su producción no era tan verde como se está buscando ahora.

Nosotros, como parte del grupo de Empresas Gasco con más de 160 años en el mercado de energéticos, comenzamos a ver cómo apoyar toda esta transición y cómo convertirnos en un aliado de nuestros clientes, que considera su estructura de costos y le ofrece soluciones con gas licuado para que tengan un proceso productivo, más eficiente y con menos emisiones. 

Además de soluciones con gas licuado, estamos buscando hacer diferentes proyectos de generación, cogeneración, entrega de energía a través de paneles fotovoltaicos y con sistemas híbridos, que combinan la generación solar y el gas licuado (GLP). También hemos comenzado a analizar algunas soluciones basadas en GNC.

P/:  De los proyectos que Unigas está desarrollando en Colombia, ¿hay alguno que destacar, que considere muy prometedor?

VMA: Uno de los principales está en Yumbo, Valle del Cauca, una planta laboratorio con un sistema híbrido de generación, que esperamos poder implementar pronto en nuestros clientes. El sistema es capaz de definir, de acuerdo al consumo de energía que está teniendo el cliente y su costo a esa hora, si es preferible tomar energía de la red, generarla a motor con gas licuado o de los paneles fotovoltaicos, de haber suficiente radiación solar.  

P/: Y de la mano con el sector público, ¿cómo ha sido su participación en este proceso de transición energética?  

VMA: De la mano con el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas (IPSE), hemos estado en algunas revisiones para zonas no interconectadas, donde la generación es intermitente con diésel, para determinar cómo podemos proveer energía que sea más económica y ambientalmente más amigable, con sistemas híbridos que combinan motores a GLP y paneles fotovoltaicos.

P/:  Según su opinión, ¿cuál es el rol que tiene el sector privado en Colombia para avanzar en  el proceso de transición energética en Colombia?

VMA: Considero que tiene dos roles principales: uno como consumidor energético y otro como proveedor de soluciones. 

Desde el punto de vista del cliente, como consumidor de energía, las empresas deben evaluar cómo hacer su producción más eficiente, con una matriz energética más limpia.

Desde el punto de vista de proveedor, y es lo que estamos haciendo desde Unigas, las empresas tenemos que volcarnos a entender toda la estructura de producción de los clientes, para identificar cómo apoyarlos y ofrecerles una solución con mayor eficiencia energética, que a la vez reduzca costos y emisiones al medio ambiente.    

Conclusión

La promulgación de la Ley 1715 de 2014  que promueve el desarrollo y uso de fuentes no convencionales de energía ha sido, sin duda, uno de los propulsores claves de la transición energética en Colombia. Sin embargo, estas disposiciones legales y otros posibles incentivos, no son suficientes en el proceso. 

La adopción de fuentes energéticas más limpias, como el gas licuado, implica expandir el conocimiento de sus beneficios a todos los consumidores, ya sean empresas, familias e individuos. Además requiere del acompañamiento de actores como Unigas, que ofrezcan al sector público y privado soluciones energéticas integrales, que se adapten a sus necesidades y  hagan más sostenibles sus procesos.  

En asociación con Castleberry Media, estamos comprometidos con el cuidado de nuestro planeta. Por lo tanto, este contenido es responsable con el medioambiente. [/vc_column_text][vc_custom_heading text=»Contenidos relacionados» use_theme_fonts=»yes»][vc_basic_grid post_type=»post» max_items=»3″ item=»305″ grid_id=»vc_gid:1680270086715-d494cdee-9647-4″][/vc_column][/vc_row]

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