El pasado noviembre tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26). Entre los puntos principales de debate estuvo la necesidad de acelerar la adopción de energías renovables para disminuir las emisiones de dióxido de carbono.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP26, tuvo lugar entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre en Glasgow, Escocia. En esta cumbre, a la que acudieron unos 25.000 delegados de casi 200 países, incluidos un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, se discutieron temas vinculados con el calentamiento global y la transición a las energías limpias. 

Conclusiones de la COP26 acerca de la energía renovable

Uno de los temas fue las energías renovables como medio para reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono. Reducir estas emisiones es de suma importancia, dado el anuncio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre el máximo histórico alcanzado en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero: en efecto, desde 2010 las emisiones de gases han registrado un crecimiento anual del 1,3%; en 2019, el aumento fue más pronunciado (2,6%) debido a los incendios forestales.

Durante la COP26, solo 23 países (apenas un 11% de los participantes) se comprometieron a promover la transición hacia las energías limpias; a estos países se unieron grandes instituciones financieras como HSBC, Ethos y Fidelity International. En la misma línea, 25 países, entre los que se encuentran grandes economías como el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, firmaron una declaración conjunta para detener el financiamiento internacional a los combustibles fósiles para finales de 2022. Esta iniciativa ayudará a desbloquear 17.800 millones de dólares al año en colaboraciones públicas para la transición a la energía limpia.

Mientras tanto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) insiste en que las energías renovables son alternativas rentables y competitivas a los combustibles fósiles; entre ellas, la energía solar destaca como una fuente de energía económica. 

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El tiempo de actuar es ahora

La COP26 llegó a un consenso sobre la necesidad de actuar de inmediato para prevenir un peligroso aumento del calentamiento global que a su vez provoque desastres sin precedentes, como olas de calor letales y escasez de agua.

En ese sentido, 195 países se comprometieron a cumplir el objetivo establecido en el Acuerdo de París de 2015 de limitar a menos de 2°C el aumento del calentamiento global inducido por el hombre. Durante los últimos años, el planeta ha ido en camino a un peligroso aumento de la temperatura de 2,7°C.

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Los países desarrollados deben aumentar su colaboración

Tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como los principales mandatarios de Europa han insistido en que países como Sudáfrica, India o Indonesia reduzcan sus emisiones de carbono y adopten prácticas menos contaminantes. Entre estas prácticas se incluye el incremento de la producción de energía no proveniente de combustibles fósiles. Sin embargo, estas naciones alegan que no cuentan con la financiación necesaria para reducir sus emisiones; de hecho, el primer ministro indio, Narendra Modi, se comprometió a que su país alcance el nivel cero de emisiones netas de dióxido de carbono en 2070, es decir, dos décadas después de lo solicitado por la ONU.

En este contexto, ha surgido un debate en torno a la posibilidad de que los países desarrollados financien a los menos desarrollados en sus esfuerzos por reducir las emisiones. De hecho, entre las declaraciones de la COP26 estuvo “aumentar significativamente el apoyo más allá de los US$100.000 millones al año”.

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Acabar con la deforestación

Los jefes de Estado y de Gobierno de más de cien países, entre los que se hallan Estados Unidos, Rusia y China, han prometido finalizar con la deforestación para 2030. El pacto tiene en cuenta a cerca del 85% de los bosques del planeta, imprescindibles para ralentizar el calentamiento global. Brasil se comprometió a mitigar la deforestación de su selva amazónica experimentada durante las últimas décadas.

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La participación de Colombia en la COP26

Durante la COP26, el ministro de Minas y Energía de Colombia, Diego Mesa, anunció una nueva subasta para fomentar los proyectos eólicos. En efecto, el país lleva a cabo un plan de desarrollo de energías renovables que ha despertado gran interés en inversores nacionales e internacionales; en la última licitación se adjudicaron 4.595,67 MWh/día en once proyectos solares fotovoltaicos por 796,3 MW.

Colombia también confirmó sus metas ambientales; además, se comprometió, entre otras cosas, a:

Declarar el 30% de su territorio como área protegida. Esta promesa tenía como fecha límite el 2030; sin embargo, el Gobierno decidió adelantar la meta para 2022.

Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 51% para el 2030. Colombia busca también ser un país carbono neutral para 2050. 

Eliminar la deforestación ilícita en 2030. La deforestación en Colombia es un grave problema; por ello, el Ministerio de Ambiente dirige la Gran Sembratón Nacional, un proyecto para sembrar 180 millones de árboles para 2022. 

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La COP26 planteó varios desafíos. En primer lugar, aumentar el uso de energías renovables y dejar atrás las basadas en combustibles fósiles. En segunda instancia, evitar el aumento del calentamiento global para prevenir catástrofes naturales. Por último, actuar de forma rápida. En definitiva, la COP26 instó a los gobiernos y las empresas de todo el mundo a dar a sus políticas un enfoque ambiental.

Puntos importantes:

• La COP26 contó con la presencia de más de cien jefes de Estado y de Gobierno.
• Uno de los puntos centrales de la cumbre fue la necesidad de transitar hacia las energías renovables.
• Se instó a las naciones a comprometerse a reducir las emisiones de dióxido de carbono.
• Se planteó la posibilidad de que los países desarrollados asistan financieramente a los menos desarrollados para hacer frente a la crisis climática.
• Colombia confirmó sus metas ambientales, entre las que se incluye la reducción de los gases de efecto invernadero en un 51% para 2030. 

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